
Artículo patrocinado
Estamos en una sociedad cada vez más consumista. Al tradicional consumo donde el cliente se presenta personalmente en el comercio o empresa a comprar el producto o servicio, las nuevas tecnologías nos permiten también hacerlo sin salir de casa, a través del comercio electrónico, a través de Internet. Esto ha disparado el consumo y en la actualidad cientos de millones de personas en todo el mundo compran offline y online.
Pero a mayor consumo, mayores son los problemas que pueden surgir en las transacciones comerciales. Y es que, el comercio electrónico, tampoco se libra de las incidencias que pueden surgir en el pago, en el transporte o, directamente, en el producto comprado (como que, por ejemplo, pueda salir defectuoso o romperse durante el transporte) o en el servicio contratado (como que, por ejemplo, no ofrezca las prestaciones que anunciaba).
Así con todo, un aumento considerable de las transacciones comerciales aumenta también la posibilidad de aparición de problemas, y, con ellos, las reclamaciones. Y es que todo comprador, lo haga por el medio que lo haga, posee unos derechos, y uno de ellos es poder reclamar al vendedor cualquier aspecto con el que no esté satisfecho acerca del producto o servicio adquirido.
Cuando la reclamación es por un producto de simple consumo que hemos comprado (por ejemplo, un móvil que no funciona, o un televisor que no se ve bien) o un servicio básico y cotidiano (telefonía, suministro de agua o luz), el consumidor tiene más intención de reclamar debido a la sensación de posible éxito que tiene, es decir, el consumidor cree que puede conseguir su propósito y salir beneficiado de la reclamación: que le cambien el producto defectuoso por otro que funcione, que le devuelvan el dinero, o que sea contraprestado con algún regalo o descuento futuro.
Sin embargo, cuando la reclamación es ante una entidad bancaria, ante una aseguradora o ante un organismo público, la cosa cambia. En estos casos, el consumidor se llega a sentir inferior ante colosales entidades respaldadas por implacables y expertos gabinetes jurídicos. Por este motivo, la gran mayoría de consumidores nunca llega a poner ninguna reclamación ante estos «gigantes» por el simple hecho de que ya parten, antes de iniciar ningún trámite, con el precepto de que su batalla legal no tiene posibilidades de éxito.
Abogados expertos en reclamaciones
Afortunadamente, en los últimos años han surgido empresas jurídicas o despachos especializados compuestos de abogados en reclamaciones donde toda reclamación es posible, incluso ante grandes empresas o potentes organismos públicos. Gracias a este tipo de despachos de abogados es posible realizar reclamaciones a bancos, a ayuntamientos, a grandes empresas y hasta a gigantes aseguradoras. Y no sólo eso. Además, te adelantan parte de la indemnización, por lo que ya empiezas ganando.
Pero, ¿por qué el consumidor tiene la creencia de que a través de estos despachos especializados sus posibilidades de éxito son mayores?
En primer lugar por la confianza, ya que el consumidor deja su caso en manos de profesionales especialistas y con experiencia contratada en reclamaciones, lo que le provoca una confianza de que su reclamación está en las manos adecuadas.
En segundo lugar, porque se fabrica en el consumidor la creencia de que su probabilidad de éxito aumenta, pues sabe que su caso será llevado por profesionales que conocen el tema y saben cómo actuar.
Y en tercer lugar, porque el valor añadido de algunas de estas empresas es la forma de pago de sus honorarios, donde, muchas de ellas sólo cobran en caso de éxito y a través de un porcentaje sobre la indemnización reclamada y conseguida.
Realmente, es este último factor el que más llama la atención a los consumidores que desean reclamar, pues no deben adelantar ningún tipo de dinero y sólo deberán pagar si su reclamación tiene éxito, por lo que si la reclamación no llega a buen término no tienen que correr con ningún gasto, ni siquiera con los trámites iniciales. Sin duda, una gran ventaja no tener que adelantar ni un solo euro.
Eso sí, en el caso de que la reclamación tenga éxito, este tipo de despachos de abogados expertos en reclamaciones suelen quedarse un porcentaje de la indemnización conseguida en concepto de honorarios. Este porcentaje suele oscilar entre 10 y el 20 por ciento, según el despacho. Por supuesto, una análisis previo de la reclamación les permite a estos despachos realizar un filtro para estudiar cuales reclamaciones tienen mayor probabilidad de éxito y cuales reclamaciones les harán ganar más dinero, por lo que no siempre aceptan todas las peticiones que les llegan.
No cabe la menor duda de que la aparición de empresas LegalTech ha beneficiado a los usuarios y consumidores de determinados productos y servicios del sector financiero, bancario, jurídico y asegurador, entre otros, sectores que, por su naturaleza, siempre han estado un paso por detrás en cuanto a innovación tecnológica se refiere.
Y es que el sector de las reclamaciones también es negocio.
[themoneytizer id=20776-28]

"NO REPRODUZCAS SIN CITAR LA FUENTE"
Querido lector: dispones del permiso del editor de Juristas con Futuro y del mismo autor de este artículo para reproducir todo o una parte del mismo, siempre que cites la fuente de origen y que no consideres importante que Google penalice tu web por tener contenido duplicado. Así que, simplemente copia lo siguiente:
Juristas con Futuro. Cómo reclamar indemnizaciones sin adelantar un euro [online]. Juristas con Futuro. 04/02/2018. https://www.juristasconfuturo.com/patrocinios/como-reclamar-indemnizaciones-sin-adelantar-un-euro/. Consulta: [indicar la fecha en que has consultado el artículo]